
Guerrero se convirtió en uno de los toleteros más carismáticos durante los 16 años que estuvo en las Grandes Ligas, que maravillaba cuando salía a la caja de bateo y no había pelota que le llegase de los lanzadores fuera de la zona del “strike” a la que no le hiciese contacto.
Ese carisma y respeto será reconoció para siempre cuando el domingo haga su discurso de aceptación como nuevo miembro del Salón de la Fama que llega a Cooperstown.
Su elección, merecida, es el resultado de muchas jornadas de haber dado momentos espectaculares a los fanáticos del béisbol también con su brazo desde el jardín derecho y las otras cualidades que siempre mostró sobre el diamante.
Los números hablan por sí mismos después de haber conseguido 449 jonrones, 447 dobles, 1.496 carreras producidas y OPS de .931, entre muchos otros.
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