Los niños que son amamantados en sus primeros dos años de vida suelen ser más inteligentes y más seguros de sí mismos. Sin embargo, debido a los mitos y tabúes de esta práctica, son pocos los que reciben este tipo de alimentación, dijo hoy a Efe la psicóloga Citlalmina Díaz.
"Son niños que responden mejor a las pruebas de inteligencia. Además, por la situación de apego que viven con sus madres, cuando llega la etapa de separación de ellas el niño enfrenta el mundo de manera diferente, y no es tan inseguro", explicó la especialista.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la alimentación de leche materna de modo exclusivo durante los seis primeros meses de vida; posteriormente se puede acompañar con otros alimentos hasta los dos años de edad.
Sin embargo, en Latinoamérica, esta práctica es deficiente. De acuerdo con cifras de la OMS, la lactancia materna disminuyó entre 2006 y 2012, cayendo de un 22,3 % a un 14,5 %.
Mientras que en México, según cifras de la Encuesta Nacional de Salud 2012, la lactancia materna descendió del 22,3 % en 2006 al 14,4 % seis años después, lo que situó al país en el último lugar de la región en esta materia junto con República Dominicana.
En tanto, la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres, asegura que 31 % de los menores de 6 meses son alimentados solo con leche materna, mientras que la mitad de los recién nacidos no son lactados en la primera hora tras el parto.
"La lactancia materna siempre ha sido relegada por cuestiones sociales, culturales y económicas, incluso políticas", aseguró Díaz.
Una de las principales razones que ha influido en que este problema, dijo la especialista, es la inclusión de la mujer al mercado laboral, pues esto ha implicado el abandono temprano de la práctica.
Denunció que en países como México, la mujer debe regresar a trabajar como máximo a tres meses después del parto y "los horarios son complicados.
"Además, no existen lugares adecuados para que puedan amamantar", advirtió.
Añadió que, pese a que es la forma más natural de alimentación para los bebés, pocas veces se educa a las madres de cómo lactar correctamente pues "requiere de entrenamiento pre y posnatal y un acompañamiento que pocas veces se da".
La experta señaló que entre los principales beneficios de esta práctica están la aportación de los nutrientes suficientes para el bebé y el fortalecimiento del sistema inmunitario.
"Cuando los bebés enferman tienen una recuperación más rápida. Además que los protege a corto, mediano y largo plazo pues les protege de enfermedades crónico degenerativas en la edad adulta", explicó.
Mientras que para las madres, indicó Díaz, al ser un proceso hormonal les protege de desarrollar cáncer de mama y ovario, además de perder peso "lo que no solo es estético, sino que esa grasa perdida reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares".
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